SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


abril de 2009

número 2
ISSN: 1988-9607
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TRES ROMANCES {VIVOS}

José Torres Hurtado
Profesor del IES Séneca (Córdoba)

Sí, vivos en la memoria de, al menos, una persona: Antonia López Gómez, vecina de Cogollos Vega (Granada), de 85 años de edad, analfabeta por más señas y que los aprendió hace muchos años de labios de su marido, ya fallecido. Los he calificado como vivos por similitud con la lengua: es viva si hay hablantes que la usan; y muerta cuando nadie la habla y solo se encuentra escrita en los libros o en las webs. Descubrí este, -para mí-, pequeño tesoro por pura casualidad, como suele suceder en estos casos. La mañana del viernes, 21 de marzo de 2008, al bajar del coche en la plaza de mi pueblo natal, antes mencionado, Antonia se me acercó para darme el pésame por el reciente fallecimiento de mi hermano. Pegamos hebra y salió a relucir el tesoro literario que ella llevaba dentro. Quedé para el domingo, 6 de abril, que de nuevo iría a Cogollos. Ese día me llevó a su casa y tranquilamente los fui copiando a su dictado. Fue emocionante y enternecedor ver como, en algunas ocasiones, se atrancaba, tenía que retroceder en la recitación y coger carrerilla para seguir. He conservado vulgarismos o coloquialismos como acareando (verso 3 del primero) [1]. También he dejado defectos de medida y rima, propios de la tradición oral. La puntuación, lógicamente, es mía. Los tres son de tema religioso. En el primero hay un interesante “contagio” (influencia) del romance de Rosaflorida, algo lógico, por otra parte si consideramos que es este uno de los más conocidos o difundidos de nuestro Romancero. Me apena pensar –ojalá me equivoque- que, cuando muera la generación de Antonia, también lo hagan los romances que aún quedan vivos y pasen todos a estar muertos. Pero, ¡basta de introducción! Aquí están:

Romance primero

En aquellas sierras amargas
un triste pastor había,
“acareando” su ganado
y viendo lo que convenía.
Solo un triste clarín decía:
en lo más alto del cielo
hay un castillo labrado,
no lo labra un carpintero,
ni menos carpintería,
que lo labra San José
para la Virgen María.
En medio de aquel castillo
hay una rosa “floría”,
en medio de aquella
está la Virgen María
dándole teta a su Niño,
llorando que se escurría.
Dime, Niño, por qué lloras.
No lloro por los pañales
ni menos por las mantillas,
que lloro por los pecadores
que mueren hoy en día,
que el infierno está lleno
y la gloria está vacía.
El que la sabe no lo dice,
el que la oye no lo aprende,
y el día del juicio final
verá lo que le conviene.
Por la calle la Amargura
me encontré una señora
vestida de blanco
y le hice una pregunta:
¿Ha pasado por aquí mi Amado?
Sí que ha pasado
con una cruz acuestas
y una corona arrastrando.
Caminemos, caminemos,
para el monte Calvario.
Por muy pronto que lleguemos
ya lo habrán crucificado.
Ya le hincan las espinas,
ya le remachan los clavos,
ya le dan las bofetadas
en los carrillos morados.
Ya vienen las tres Marías
“arrecogiendo” la sangre
que Jesús ha derramado.
¡Quién cogiera una poquina
“pa reservar” mis pecados.
Confiésalos con dolor
que arenillas tiene el mar
y Dios “tos” los perdonará.

Romance segundo

Al pie de la cruz sagrada
está la Virgen María,
afligida y angustiada
porque en los brazos tenía
la prenda que más amaba,
el Hijo que más quería,
contemplándole las llagas
que en pies y manos tenía,
y también la del costado
que el corazón le partía.
Quien esta oración dijere
“continamente” todos los días,
a la hora de su muerte
vendrá la Virgen María.
Así sea, Madre mía.

Romance tercero

¿Adónde vas, Jesús mío,
tan blanco y tan liberal?
Voy a visitar a un enfermo
que me ha mandado llamar.
Abre los ojos “pal” cielo,
en una cruz me verás,
con cinco puertas abiertas,
Dios mío, ¿por cuál he de entrar?
¿Por cuál entraré, Dios mío,
que sea digno de entrar?
Mis pecados son grandes,
Me los debes de perdonar.

En Córdoba, a 21 de septiembre, 2008

[1Esta palabra merece un comentario. Cuando se la oí a Antonia, intenté corregirla sugiriéndole apacentando. Pero ella, muy convencida, dijo: -No, no, acareando. Reconocí mi torpeza y decidí no interrumpirla en adelante. Después recordé vagamente que en mi niñez oí la expresión el careo en boca de pastores y campesinos de mi pueblo. Acudí al diccionario de la RAE y, para mi vergüenza y oprobio, encontré lo siguiente como segunda y tercera acepción del verbo carear: 2.Dirigir el ganado hacia alguna parte. 3. Dicho del ganado: pacer o pastar cuando va de camino.


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