SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


abril de 2009

número 2
ISSN: 1988-9607
·
Versión para imprimir de este documento Versión imprimir

Antología María Rosal

Redacción


Escucha a María Rosal

Otros poemas recitados por la autora (Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes)

DESNUDO A MEDIAS
 
Me gustaba la escuela.
Nunca hice novillos.
Fui rebelde a mi modo
en la primera fila.
Y siempre, en el verano,
mi madre me apuntaba
a clases de costura.
Me hacía limpiar la casa
en bienintencionadas
lecciones para esposa.
Por suerte ya era tarde
pues conocí Macondo,
un patio de Sevilla
y el Jardín Extranjero.
Hoy que poco me sirven
las clases para niñas,
que apenas limpio el polvo
que se cuela en mis libros,
me aferro como nunca
al tacto de los cisnes
y borro más que escribo
la historia interminable
de esta pasión sin nombre.

De Abuso de confianza, 1995.


POÉTICA
 
Como el que echa sal y vinagre en las heridas.
 
Así he vivido yo.
 
Observando los años, esperando el momento, la
definición exacta de los sueños, el
permiso de la gramática.
 
La fuente ignora la causa de su don y su avaricia
es mostrarnos un agua sin sed y sin
fracaso. Su trato familiar con las ruinas
la reviste de cierta autoridad ante la historia.
 
Así he vivido yo.
Ignorando la fuente, amarrando los mástiles,
abrazando las velas. En la ensenada
turbia, esperando vocablos, alimentando
frases, abriendo las arterias para el surco,
la semilla de un verso.
 
Insatisfecha siempre, pero no arrepentida.
Con la fe remendada en un solo propósito, en la
breve fisura del cálamo o el guiño
luminoso en la pantalla.
 
Celebrando a la bestia hocicuda que husmea en
lo caliente de mi carne.

De Otra vez Bartleby, 2003.


ARS AMANDI

Nosotros, los de entonces,
no sabíamos besar.
 
Tuvimos esforzados maestros.
Y alumnos
aplicados, sacábamos la entrada
a la función de cine de las siete,
por la módica suma que mi madre
asignaba a la berza del cocido.
 
Eran ciegos los besos en la última fila
de nuestro territorio,
aquel al que llamaba Paraíso
con gran solemnidad la taquillera.
 
Te besaban con ansia
como quien lleva un lustro
de sed en la garganta
y había que bregar
para no perecer por causa de la asfixia.
 
Gran peligro de ahogo,
como mandan los cánones
de la pasión y de la clandestinidad.
 
Y hasta hubo quien consiguió cum laude
en artes amatorias. Pocos besos
más dulces que los besos robados
a la luz vacilante del cinemascop.
 
Mientras Bogart pensaba –el muy ingenuo–
que siempre les quedaría París,
nosotros,
los de entonces, hacía tiempo
que habíamos asaltado
la Bastilla.

De Discurso del método, 2007.


PORTERO DE DÍA

Nuevo en el instituto. En sus manos
nos tiene controlando la puerta, el timbre,
los accesos.
 
Con amargo desdén nos trata a todos.
 
Una rosa de esparto incendia sus ojeras.
 
Junto al panel de llaves
florece un lirio negro en su garito.
 
Yo no sé que ha pasado
con esta flor de angustia
que eludimos hacer las fotocopias.
Produce escalofrío el aroma de ciénaga,
Sus pétalos de sombra.
Nos mancha la tristeza de este hombre.
 
Si se habrá vuelto loco.
Nos exige
una fría moneda entre los dientes
si queremos pasar. La profesora
 
de latín, que sabe lenguas muertas
le sonríe. Acaricia su espalda
con las uñas de acero, largas uñas de gata
del color de la sangre. Y le llama Caronte
cuando nadie los oye.

De Discurso del método, 2007.


EL POZO

El pozo nos vigila,
aguarda su ración sin alegatos.
 
En lo profundo acecha
el más leve vaién de nuestros movimientos.
 
Las hélices de arena trituran los detritus,
los residuos del fuego,
el fracaso y la espina enconada del cierzo.
 
Y él es agua dorada
y sabe a cloroformo.

De Espeleología humana, 2008.


Arriba
ISSN: 1988-9607 | Redacción | www.iesseneca.net