Santiago-etapa 6

Pasada una noche un poco agitada para algunos, empezamos un nuevo día. Poco a poco se van despertando las primeras miradas, los primeros bostezos y mucha cola para el servicio.

Una vez que todos hemos despertado nos recibe un día frío y lluvioso en Boquexón, empezamos el desayuno un poco deprisa porque teníamos que recoger el equipaje para seguir nuestra caminata. Hoy hace un día donde empezamos a pensar en la etapa final, llegaremos a Santiago, nuestra meta.

Una vez recogido el equipaje subimos al autobús, donde siempre hay mucha alegría y donde quiera o no quiera, nadie duerme, seguimos rumbo al inicio de la ruta. Justo al bajar del autobús, dejó de llover, aclaró el día, y sorprendentemente hemos tenido muchos ratos con la agradable compañía del sol.

El día fue de una caminata dura, pero con el paisaje y la buena compañía, se hace más llevadero, tranquilo y suave.

Nuestra primera parada larga fue a la hora de comer, los bocadillos gigantes que nos habían preparado y el agua para ayudar a la deglución, ese momento nos relajamos y disfrutamos de la comida y de la compañía, luego seguimos nuestra caminata, ya con ganas de realizar lo que hemos estado toda la semana esperando. Pero nada de todo lo que hemos vivido sería posible sin la ayuda de los profesores, sanitarios, cuerpo de policía, los alumnos y todas la personas que han colaborado, que siempre prestaron su máximo esfuerzo para que toda esa actividad más que especial, se cumpliera.

Cuando llegamos al monte de Gozo, todos teníamos rostros luminosos de haber conseguido lo tan esperado.

Ya casi llegada la noche cogemos el autobús rumbo a nuestra última noche en el polideportivo de Bertamirans. En el camino hacia el polideportivo, muchos no pudieron controlar las lágrimas, la alegría es tan grande que se desborda, todos lloran por lo que hemos vivido que nos llena el corazón y el alma de tal manera que las lágrimas quedan cortas para expresar todo lo que sentimos. Pero como todo en esta vida siempre hay un lado positivo y otro negativo, la ruta Xacobea 2.010 llega a su meta final, es positivo, puesto que todos juntos conseguimos realizar esa actividad que para todos ¡digo con toda seguridad! fue una experiencia inolvidable y única. Ese grupo que ya es una familia se echará de menos, el convivir con más de trescientas personas, una misión que no es fácil, pero que todos juntos con mucho respeto, lo hemos conseguido. Se echará de menos la larga cola para el servicio y para la comida, el ruido de todas las noches, ese despertar por las mañanas en un sitio distinto, el compañerismo, todos los nuevos amigos que aquí hemos hecho, todos los paisajes que hemos disfrutado durante el camino, que parecían sacados de una pintura hecha con toda la perfección de un artista, la naturaleza fue nuestra compañera durante todo el camino, se hizo presente a cada paso que dábamos.

En fin se echará de menos el espíritu Séneca, siempre presente en nuestros corazones.