EL AMOR

El amor... ¿cuántos títulos ocupará esta palabra? ¿Cuántas poesías e historias protagonizará? ¿Cuántos de verdad lo han sabido valorar?

El amor... Todos pensamos en uno de los amores más fuertes e inquebrantables nada más oir esta palabra: el amor de pareja. Pero todos sabemos que lo que siente una madre por sus hijos, lo que le damos a nuestras pasiones, lo que sentimos al ver algún paisaje... todo es amor.

Lo deseamos, lo perdemos, lo encontramos, lo asesinamos... jugamos con él sin querer. Lo podemos sentir incluso por algo. Muchas veces por las artes. Esas notas que a muchos hacen respirar, las curvas de esos edificios para los que algunos viven, esos movimientos de baile por los que otros se dejan llevar, ese objetivo de la cámara que algunos adoptan como tercer ojo, ese pincel que para otros es como una prolongación del brazo, esa película que sigue haciendo llorar a los amantes del cine, esas letras que corren por las venas de otros, esos versos por los que late el corazón de otros... El amor hacia estas cosas es mucho.

Pero, a pesar de todo, el amor que nos hace temblar de emoción, que nos haría entregarle hasta nuestra alma a alguien es, sin duda, el amor que se siente hacia la pareja. Formal o informal, esposo o no casado, novio o amigo íntimo... como se le quiera llamar o como lo queramos tomar, pero es el mayor. El que te vuelve loco, el que te hace ver a esa persona la mejor. La más bella persona que crees haber conocido, la que hace que al verla el resto del mundo desaparezca, la sorpresa de tu vida, la razón por la que late tu corazón... es esa persona. Y la amas, y eres capaz de cualquier cosa por esa persona. El amor puede llegar a ser tu más fiel amigo.

El problema llega cuando el amor se equivoca, y llega a ti pero no a la otra persona. Y entonces el amor, esa misma cosa que te haría amar, reír... te producirá dolor, llanto...