SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


mayo de 2010

número 3
ISSN: 1988-9607
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Y...¿DÓNDE SE APRENDE A SER ESCRITOR?

Sábado, 17 de abril de 2010

María Barral Gil
Alumna de 2º ESO D

Puede que fuera mi curiosidad, o tal vez mi simple aburrimiento, lo que me llevó a abrir el periódico. Y quizás el destino, queriendo gastarme una broma o a lo mejor pretendiendo hacerme un favor, me llevó a encontrarme con aquel suplemento. Y fue justo ese día, un domingo entre otros, precisamente en el que ponía, impreso en letras bastante grandes: Cómo ser un buen escritor. En el artículo veinte escritores daban consejos para los que quieren ser escritores. Algunos se contradecían entre ellos, otros decían que no se le debe hacer caso a los consejos de otros, si van en contra de lo que tú piensas. Todos querían dejar claro que la escritura no es simplemente coger un bolígrafo y pintar letras en un papel, o teclear sobre una pantalla frases que hilaran una historia, no. El proceso de escribir conllevaba muchos días, meses, puede que incluso años pensando, maquinando dentro de ti la historia en un proceso de creatividad que va más allá de pintarrajear un papel, de aporrear unas teclas.

También todos ellos dejaron constancia de que antes de escribir, hay que leer. Hay que leer mucho, sobre todo obras clásicas, y aprender de los grandes. A partir de ahí, del insistir en leer, comenzaban consejos de lo más dispares: unos animaban a lanzarse a la locura, otros a no escribir nada si no habías pensado antes lo que harías, algunos decían que innováramos, otros que dejáramos nuestros sueños de hacer algo distinto para más adelante. A algunos no les parecía buena idea eso de los talleres de escritura, y a otros tantos les parecía bien si se tenía un buen maestro, que te enseñara a admirar y aprender. Pero realmente, donde se acaban los consejos, donde empieza la página en blanco esperando que la llenes de tu imaginación, donde acaba el mundo que conoces y empieza el tuyo, donde la realidad son los sueños, donde ese papel en blanco sigue mirándote fijamente...¿qué hay? Sólo tú.

Únicamente tú abordando la blancura del papel con tus palabras. Ahí ya no sirven los consejos, ni los no consejos. No existen prohibiciones ni obligaciones. Sólo eres tú luchando contra ese ser albino que se resiste a que lo tatúes. Y en ese momento, todo lo que sirve, lo único que va a hacer de esa hoja algo especial, es todo lo que seas capaz de hacer.

Puede que a partir de algo que hayas leído, puede que no. Puede que escribas un libro, lo publiques y tu ingenuidad te lleve a arruinarte; o puede que escondas esas hojas en un cajón y que, esa historia que podría haber sido best seller, no sea leída por nadie jamás. Las páginas son muchas, los caminos infinitos. Decía alguien que se puede enseñar a escribir, pero no a ser escritor. Y es por eso por lo que, cuando estás tú solo frente a la pantalla, sólo sois tú y tus armas las que escriben. Y eres tú, solamente tú, quien lo controla todo. Te habrán podido enseñar caligrafía, puede que hayas aprendido a hacer una "a" o quizás otra letra que sean preciosas, pero el momento en el que decides sentarte solo, cara a cara, con ese boli y ese papel, en ese momento se habrán acabado las normas.

A derramar tus emociones sobre la mesa, a usar tu corazón como si fuera la tinta, a expresar más allá de los sentimientos... a eso no te enseña nadie. Para eso nadie te ha preparado. A ser escritor no te ha enseñado nadie, deberás aprender tú, mientras que la inspiración te aborda sumergiéndote en un mundo donde el único jefe eres tú. Donde las normas no existen, donde las lágrimas las secas o las dejas caer tú, donde tú haces latir los corazones, donde los sueños cobran cuerpo y la realidad se vuelve transparente... Donde puedes aprender a ser escritor.


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