SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


mayo de 2010

número 3
ISSN: 1988-9607
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PINTAR CON LA PALABRA (II)

Felipe Muriel
Profesor de Lengua Castellana y Literatura

Su poema “Art Poètica” (Figura 4) refleja el interés de la poesía moderna por la reflexión estética. La inversión del orden habitual del alfabeto debe interpretarse como una defensa de la nueva estética frente a la tradición representada por la A. Es un manifiesto a favor de la modernidad.

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[|Fig. 4|]

A pesar de su brevedad, la obra de Junoy se convirtió en referente obligado para los que empezaban a explorar las posibilidades gráfico-visuales del lenguaje. Entre los que siguieron sus pasos está Joan Salvat-Papasseit.

Encarna Salvat-Papasseit el prototipo del vanguardista combativo. Se sintió atraído por el discurso radical de los futuristas italianos, aunque no fue un militante. Si en sus dos primeros libros —Poemes de ondes hertzianes (1919) y L’irradiador del port i les gavines (1921)— hay un canto a la acción, se exaltan el riesgo, los progresos técnicos y el cine, propios del Futurismo, también aparecen motivos neopopulares en su obra. El poema “Marseille port d’amour” (Figura 5) representa un barco fondeado en un puerto. A pesar de la sencillez de la figura, el poema exige un programa de lectura propio, que arranca en la parte inferior, desde las dos líneas curvas en letra mayúscula, se eleva por los mástiles, primero el de la izquierda, después el de la derecha, y finalmente, regresa al punto de partida siguiendo el recorrido de las líneas diagonales.

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[|Fig. 5|]

Para acentuar el tono realista de la composición el autor recurrirá a diversos procedimientos como el color azul, de ambiente marino, y la canción popular. Las voces en francés y catalán de los amantes se entrecruzan para relatar de modo elíptico el encuentro amoroso en el barco, símbolo de libertad y aventura.

La visita a Madrid del poeta chileno Vicente Huidobro en el verano de 1918 fue decisiva para la formación del movimiento ultraísta. En el otoño de ese mismo año un grupo de jóvenes decidió romper con el Modernismo y lanzarse a la búsqueda de lo nuevo. El Ultraísmo se define como un movimiento plural, que aglutinó elementos futuristas, dadaístas, cubistas y creacionistas. Quizá ese eclecticismo estético como la moderada reacción contra el pasado literario sea la raíz de su efímera existencia (1918-1925). Sentaron, eso sí, las bases de la futura renovación del grupo del Veintisiete.

El culto a la imagen poética, una nueva sintaxis y ordenación tipográfica de la página constituyen los rasgos más llamativos de la nueva lírica. El poema visual escaseará, no así los procedimientos de realce tipográfico.

De todos los militantes ultraístas, Guillermo de Torre será el que asuma con mayor radicalismo las propuestas futuristas. Sin negar que las similitudes con los italianos rayan a veces en la copia, hay que reconocerle el mérito de haber conseguido logros más que estimables en el terreno visual, por ejemplo, la recreación de la siega en “Paisaje plástico”.

“Paisaje plástico” (Figura 6) forma parte de la sección inequívocamente futurista “Palabras en libertad”. Responde a una concepción pictórica de la página que defendió Apollinaire y llevaron a cabo los futuristas. La página, fruto de la simbiosis de la palabra e imagen, se transforma en un espectáculo pluriforme que, al estar codificado visualmente, impone una aprehensión global antes de iniciar una lectura pormenorizada. Desde el punto de vista visual, el lector se verá asaltado por un hervidero de formas verticales, diagonales, curvilíneas, una amalgama de distintos tipos de letras que transmiten una sensación de dinamismo, en clara oposición al plano verbal, donde el aplomamiento y modorra de la siesta dominan las labores agrícolas. Fruto del culto futurista a la tecnología, Dios se transforma en un técnico que regula, desde su cabina, las calorías del planeta.

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[|Fig. 6|]

Gerardo Diego descubrirá a Vicente Huidobro a través de artículo de Antonio Machado sobre Poemas árticos. El libro le causó tal impresión que copió tres poemas, que enseñaría a su amigo Juan Larrea, de regreso a Santander. Como el Modernismo seguía siendo la norma poética imperante, la lengua y la disposición tipográfica de los poemas de Huidobro deslumbraron a la mayoría de los poetas jóvenes, que se apresuraron a imitarlos. Sólo Diego y Larrea lograron resultados personales.

La gran aportación del Creacionismo radica en la importancia concedida a la imagen poética. El método de composición consiste en elaborar una serie de imágenes sorprendentes que suman al lector en la extrañeza. El poema, al suprimir los enlaces sintácticos y las frases de transición, presenta el aspecto de un telegrama, en el que los fragmentos yuxtapuestos traducen al plano lingüístico el pluriperspectivismo de la pintura cubista.

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[|Fig. 7|]

Diego construirá sus poemas siguiendo la técnica cubista de la descomposición de la realidad. A pesar de la aparente desconexión de los versos, siempre hay un hilo conductor que da coherencia al texto. De su etapa creacionista (1919-1925) Imagen (1922) es el libro más representativo. En “Tren” (Figura 7) vemos cómo la distribución en líneas paralelas del verso como si fueran los raíles del tren—”Yo ella como dos golondrinas paralelas”— expresa la dolorosa separación y soledad de los personajes. La disposición escalonada de los versos “El olvido/ deposita sus hojas/ en todos los caminos” y “Agitando los árboles/ llueven/ llueven silencios/ ahorcados de las ramas” sirve para recrear una atmósfera melodramática con el otoño y la lluvia; sin embargo, la tendencia antisentimental de la nueva lírica evita caer en el patetismo modernista. Se impone la contención y la sugerencia del drama.


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