SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


mayo de 2007

número 0
ISSN: 1988-9607
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Artículo. Medio Ambiente.

CONSERVAR LA NATURALEZA URBANA

El profesor Aumente nos descubre una "naturaleza marginal" interesantísima con la que convivimos a diario y que apenas conocemos. Describe, además, las características idóneas de un hábitat urbano en una ciudad como la nuestra.

José Aumente Rubio
Profesor de Biología y Geología del I.E.S. Séneca

Se pueden dar muchas razones que justifiquen la propagación y conservación de la flora y fauna en las áreas urbanas. Éstas incluyen, por una parte, razones puramente éticas, y, por otra, razones ecológicas, estéticas, educativas, científicas e incluso económicas, que requerirían una prolija exposición que escapa a las pretensiones de este artículo. Sí me parece interesante sugerir algunos principios básicos que en mi modesta opinión podrían servir de guía a la hora de formular políticas de desarrollo de la ciudad, tomando como referencia los trabajos ya clásicos sobre el desarrollo de flora y fauna en áreas urbanas, elaborados por los expertos H. Sukopp y P. Werner.

En primer lugar habría que identificar las principales reservas de vida, así como los corredores ecológicos, mediante investigaciones sistemáticas, con vista a proteger esas zonas, e incluso con la idea de arbitrar medidas en caminadas a su aumento. Se deberían incluir opiniones de expertos en ecología del paisaje, así como en cartografía de biotopos.
Jardines de Colón
De este modo, los distintos tipos de hábitats se identificarían por medio de fotografías aéreas, para posteriormente inspeccionar "in situ" los biotopos que en principio parezcan dignos de ser protegidos, y proceder a cartografiarlos. Los catálogos florísticos y faunísticos presentan las especies existentes y hacen más fácil entender su variedad y relaciones. Son mucho más informativos si van acompañados de mapas indicando su localización. Especial atención merecen las zonas verdes propiamente dichas (parque y jardines), que deben ser evaluadas según su grado de naturalidad, tamaño, edad, estructura, diversidad de especies y comunidades, proporción de especies raras y amenazadas, intensidad de uso y localización, de cara a unir las zonas verdes en el sistema de grupos de biotopos y determinar las posibilidades de su desarrollo ecológico.

Vista del Guadalquivir
En los extrarradios deben ser conservados los restos de los ecosistemas naturales, así como los ecosistemas determinados por la ordenación agrícola y forestal del suelo. La finca El Patriarca o el arroyo Pedroche son dos buenos ejemplos de zonas valiosas desde un punto de vista natural que deben ser preservadas a toda costa. Lo ideal sería conseguir un anillo verde que cirvunvale la ciudad, como se ha hecho en la ciudad de Vitoria, donde diversas zonas de la periferia de alto valor ecológico que antes no tenían uso definido y sufrían agresiones de todo tipo (chabolismo, vertidos, desecación) han sido integradas y restauradas hasta conformar unas 400 hectáreas de espacios verdes y de ocio hilvanados por cuatro parques.


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