SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


junio de 2015

número 5
ISSN: 1988-9607
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EN EL ACANTILADO

Microrrelatos que tienen en común la expresión "Y estaba allí" o "Y estaban allí" en algún punto del relato.

Carlos Juan Blanco

Alumno de 3º de ESO

EL ACANTILADO

acantilado

Y estaban allí, a mi lado se encontraban Rick y Julia, el acantilado a mis pies y una caverna a nuestras espaldas. Caímos allí como de carambola. En ese momento no sabíamos que la gruta se acababa nada más entrar y había un oso en su interior.

— Chicos, vamos dentro —dije yo.

— Buena idea, con la lluvia y el frío nos vamos a congelar —puntualizó Julia.

Entonces nos metimos en la cueva para resguardarnos del frío acurrucándonos en una esquina para dormirnos.

En medio de la noche vi una luz brillante que me intrigaba. Me acerqué a ella y vi que era intangible. Después, pisé una roca y se abrió una especie de puerta. Quise bajar, pero no me pareció oportuno aventurarme yo solo, así que volví a dormirme.

Al día siguiente, Julia se despertó por el gruñido de un oso, así que decidió despertarnos. El oso comía y no se daba cuenta de que estábamos allí.

— ¿Qué es eso? —pregunté

— Eso es queso —respondió irónicamente Rick—, qué va a ser, es un oso.

Como no queríamos que nos viera el oso, nos esperamos a que se durmiese. Pasaron horas y horas y horas hasta que se durmió y pudimos irnos de allí. Fuera, ya estaba amaneciendo y la tormenta había cesado, pero seguía la misma historia: no sabíamos salir de allí. Pero cuando íbamos a darnos por muertos, apareció Néstor. El mayordomo tenía una cuerda entre sus manos. Nos pasó un cabo para que pudiésemos subir.

— Me pido prime —dijo Julia—, ya sabéis, “las damas primero”.

— Y yo segun —grité yo.

— ¡Qué infantiles son!— murmuró Rick— Bueno, venga Julia, tú empiezas.

Entonces subió Julia. Cuando terminó, Néstor volvió a lanzar la cuerda, pero le dio a una piedra, y cayeron ambas. Rick cogió la piedra, ató la cuerda a ésta y se la tiró a Néstor. La volvió a tirar y pude cogerla y subir. Cuando hube subido, se la pasamos a Rick. En ese momento, se oyó un sonido que provenía de la cueva. Era el oso, que se había despertado por el ruido que hizo la piedra.

— Corre Rick, el oso —gritó Julia.

Finalmente, Rick subió a toda prisa y retiramos la cuerda. Nos salvamos…

— Gracias Néstor —gritamos todos al unísono

Aunque sigo pensando en lo de la cueva y me parece que el oso no estaba allí por casualidad, sino para vigilar la puerta que encontré la noche pasada.


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