mayo de 2007
número 0
Versión imprimirENTREVISTA A JUANA CASTRO, UNA POETA QUE ESCRIBE DESDE SU IDENTIDAD FEMENINA
Ante un nerviosismo incipiente a causa de nuestro recién estrenado papel de “aprendices de periodista”, nos aventuramos por las calles de la ciudad en busca de la dirección de Juana Castro, una reconocida poeta que ha defendido con ahínco su lucha feminista. Después de una espera que nos hizo sentir como expertas reporteras, Juana, con una amable sonrisa, nos abrió las puertas de su casa y se dispuso a deleitarnos con su presencia y sus palabras.
Lucía López Zurita y Ana Castro Valero
Alumnas del I.E.S."Séneca"
CUESTIONARIO RÁPIDO
Un libro
Cien años de soledad, que ahora está en boga, y que para mí supuso mucho. Cuando, después de haberlo leído, leí la biografía de García Márquez pude comprender cómo había llegado a desentrañar el misterio de la literatura escribiendo de esa manera y cómo había conseguido el éxito.
Un poema que no sea suyo
Una canción de cuna de Juana Ibarburu que dice: “Pajarito chino, de color añil, canta que mi niño no puede dormir”.
Una ciudad
¿Con cuál quedarse? Hay muchas que me gustan. Ámsterdam probablemente sea una de mis preferidas. Mi hija vivió allí y hay una serie de circunstancias que hacen que Holanda me pareciera un ejemplo de multiculturalidad.
Un perfume
El jazmín y la rosa.
Un complemento
El bolso
Un color
Antes era el rojo. Ahora es el rojo vino tinto. Se va matizando.
Un paisaje
Dos: Asturias, toda verde y la dehesa de las encinas de los Pedroches. Cuando veo ese paisaje siento que es lo mío.
Un recuerdo
La verdad es que no sé elegir: lo quiero todo; elegir significa dejar algo de lado. ¿Un recuerdo? Un día que mis padres y yo andábamos desde la huerta al cortijo y se sentaron en unas piedras al lado del camino para decidir mi futuro. Yo era la hija mayor y, por tanto, debiera haber sido campesina; pero ellos decidieron que yo estudiaría en un colegio de monjas, donde aprendí mucho.
Un consejo para aquellos que nos iniciamos en el arte de la escritura
Hay que ser constante, perseverante: escribir y leer constantemente. Si se tiene vocación es porque se tienen las cualidades necesarias para llegar a ser escritor. Un amigo mío, sacerdote, me dijo una vez, cuando le contaba que yo quería ser escritora, que si escribía todos los días acabaría siendo escritora. No he cumplido el escribir todos los días, pero lo he hecho lo más frecuentemente posible.
El otro consejo es que se esté en contacto con otros amigos que también escriban, a los que se lea lo escrito y quienes comenten lo bueno y lo malo del texto. Así se aprende mucho.
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