SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


junio de 2018

Número 6
ISSN: 1988-9607
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81 AÑOS MUY CORDOBESES

Por Andrea J. Almendros Mármol (3ª ESO-C)

Hoy, 17 de Abril, hablamos con Antonia Modelo Giménez, una mujer que nació en plena guerra civil. Con sus ochenta y un años, Antonia nos explica cuidadosamente su historia verdaderamente apasionante sobre sus vivencias y trabajo para llegar a donde está hoy. A lo largo de la entrevista, nos explicará cómo eran las condiciones de vida de su infancia y el derecho de la mujer en la sociedad. También nos contará cómo a los dieciocho años fabricaba las pesetas en Córdoba.

E: ¿Qué hacías allí?
A: Cuando entré, me pusieron a trabajar en una nave de laminación donde había máquinas muy grandes. Raspaba las impurezas de las láminas de diferentes materiales, sobre todo latón. Luego lo mandábamos a otras fábricas en el País Vasco. Los pintalabios, entre otros, salían de allí. Más tarde me colocaron en un grupo que llamábamos “La moneda” porque como dice su nombre, fabricábamos las pesetas. Hacíamos las pesetas “rubias” y de dos cincuenta. Nos traían el material en bruto. Tenía que pasar por diferentes procesos y máquinas para quedar con la finura de la peseta. Primero, pasaba por una máquina donde el material en bruto se convertía en láminas finas. Luego pasaban por “las tijeras” donde se cortaban a medida. Después iban a la máquina dónde solía estar yo: el tórculo. En este proceso se hacía el filo rugoso de la moneda y el agujero del centro. Del tórculo iba a la tolva. Aquí echaban las monedas para ir a la “Lona”. Esta iba dando vueltas hasta depositar las pesetas en cajas situadas debajo. De las cajas pasaban a un horno para que se quedaran con esa forma y con el tacto correspondiente.

E: Muy interesante. Hablando de los puestos de cada uno en las máquinas, os separaban por grupos, ¿cierto? ¿Os separaban por sexos?
A: Sí, en mi grupo había cinco mujeres y cinco hombres, pero este a su vez se dividía en otro grupo, donde nosotras trabajábamos por un lado y ellos por otro. El grupo de los hombres se encargaban de cosas más elaboradas y pesadas. No podían vernos hablar con otra persona de diferente sexo, puesto no estaba permitido. Así que hablábamos lo justo.

E: Cómo eran las cosas antes… ¿Cuántas horas trabajabais al día?
A: Nuestro relevo en días entre semana era de seis de la mañana a seis de la tarde. Los sábados salíamos a las cuatro, y los domingos, a las dos. Nunca teníamos horario de noches, ya que eran los hombres quienes hacían ese turno.
Trabajábamos sesenta horas a la semana.

E: ¿Y te acuerdas de cuánto cobrabas?
A: No me acuerdo muy bien, pero creo recordar que cuando yo entré a trabajar, cobraba tres pesetas y setenta y cinco céntimos diarios. Pero como trabajábamos con materiales de muy buena calidad y también estábamos muchas horas allí, nuestro sueldo normalmente se duplicaba.De las seis de la mañana a las dos de la tarde, nuestro salario tenía un precio más bajo que desde las dos hasta las seis.
En euros, mi paga diaria era de setenta y siete céntimos. Al mes cobraría 20 euros o un poco más.

E: ¿Había diferencia de salario entre hombres y mujeres?
A: Si. Me acuerdo perfectamente que a mi novio, actualmente mi marido, le pagaban más aun haciendo el mismo trabajo que yo. Luego ascendió y la diferencia fue mucho mayor. Algunas veces yo hacía de suplente en trabajos superiores al mío, pero no me daban paga extra.


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