RAFAEL ESCOBAR, POETA Y PROFESOR DE LITERATURA

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“Mi consejo a los jóvenes poetas es siempre el mismo: que dediquen mucho más tiempo a leer que a escribir, porque es la única garantía de que su poesía pueda tener algún valor.”

Hoy tengo el placer de entrevistar a Rafael Escobar, poeta y profesor de literatura en un instituto de secundaria en Cuenca, quien este año ha publicado su último libro “Sino a quien conmigo va”.

P: ¿En qué instituto trabajas?
R: He ejercido en varios centros de la provincia de Cuenca aunque prácticamente toda mi carrera profesional la he desarrollado en el IES Jorge Manrique de Motilla del Palancar del que en teoría, y con enorme pena, me tengo que marchar este año porque me han dado un nuevo centro de destino definitivo en la ciudad en la que resido, Cuenca, concretamente el IES Hervás y Panduro (nombre de un famoso lingüista del S.XVIII, uno de los pioneros en los estudios de comparación de idiomas).

P: ¿Cuántos años llevas en la enseñanza?
R: Soy profesor de secundaria desde el año 2002.

P: ¿Qué es lo que más gusta de tu trabajo?
R: Supongo que mi principal motivación para este trabajo es la propia asignatura que doy. Estoy firmemente convencido de que la literatura es un bien para la humanidad, una fuente de ocio, valores humanos, desarrollo del espíritu crítico ante el mundo y por tanto imprescindible en el proceso de formación de una persona. No me hice profesor porque supiera mucho de literatura (aún debería aprender tanta) sino porque me apasionaba. Y creo que un docente de secundaria debe ser un transmisor de pasiones antes que de conocimientos. Si consigo que algún alumno se interese por los libros… ya tendrá quien le enseñe sobre ellos el resto de su vida.

P: ¿Cuándo empezaste a interesarte por la poesía? ¿Qué edad tenías cuando comenzaste a escribir y en qué género literario lo hiciste? Tengo entendido que en relatos cortos…
R: Empecé a escribir con cinco o seis años y, en efecto, relatos cortos. Concretamente fábulas porque supongo era un género que me permitía vivir al mismo tiempo mi fascinación por la escritura y por los animales (siempre creí por entonces que acabaría siendo veterinario) además de mi vena “moralista” de chico de parroquia (la ética en literatura sigue siendo para mí una obsesión). La escritura de poesía vino más tarde, con mi adolescencia, porque ya no quería contar tanto historias como estados de ánimo, cómo me sentía, debido a una serie de circunstancias difíciles que atravesé por aquellos años (el problema de mi condición sexual, mis primeros amores, el choque inevitable con el mundo de los adultos tras dejar la infancia, etc). Escribí mis primeros poemas con catorce o quince años.

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