Salamandra: “Supe que iba a ser mi final”

Personaje de Crónicas de la Torre, tuvo una infancia horrible por su poder sobrenatural de ser inmune al fuego. Con unos diez o doce años la rescató un elfo-lobo que la llevó a La Torre y desde entonces no para de crecer en sentido mágico.

- Hola muy buenas Salamandra, ¿empezamos la entrevista?
 Perfecto, cuando quieras.

- Bueno… tu infancia fue difícil hasta que Fenris, el elfo-lobo, te rescató. ¿Cómo fue la experiencia?
 Uff… fue muy agitado ese momento. Desde que me metieron en el calabozo supe que iba a ser mi final. Me arrastraron hasta un poste en el que me ataron. Bajo mis pies, leña y pólvora lista para ser prendida. Regalaban fruta y verdura podrida que acababa en mi cara. Gritaba y gritaba, nada… Mis amigos y “familiares” me traicionaron. Me queman. Fenris sale de la nada y me salva. Entonces vamos a La Torre.

- ¿Cómo fue tu llegada a La Torre?
 Muy ajetreada. Todos estaban sorprendidos con mi historia. Al principio, ciertas personas me caían mejor que otras… pero siempre La Maestra y Fenris fueron mis ídolos. Desconocía mi nombre, pero en La Torre me pusieron uno.

- ¿Qué opinas de Jonás, el niño más atrasado en sus estudios?
 Jugó un papel muy importante, sin él Nawin no nos habría avisado y Shi-Mae nos habría matado a todos.

- ¿Cuál fue tu experiencia en el Laberinto de las Sombras?
 Horrible: es estar vivo, pero sin razón alguna. El plan de Suren fue separar a Kai y Dana para siempre, dejando a Dana viva pero sin conciencia alguna. Uno no distingue la realidad de la ficción allí.

- Te fuiste con Fenris al salir, ¿estás contenta con tu decisión?
 Más o menos, él siempre fue sin duda mi mayor ídolo. Aún así creo que era lo mejor. Como dijo Dana: “El destino ni te controla ni lo controlas”.

- Cuando viste a Kai, ¿qué opinaste de él?
 Que aun siendo muy amable y buena persona, nos fallaría a todos con tal de estar con Dana. Esa al fin y al cabo es su función… pero va mejorando.

- ¿De dónde viene tu sobrenombre “Bailarina del Fuego”?
 Cuando Fenris me salvó, tardamos 64 días, en el último me encontré a un anciano loco que al despedirse de mi me llamó por ese nombre y pensé que era muy bueno.

- Muchísimas gracias por atendernos.
 A usted por recordarme esta bella etapa de mi vida.