SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


mayo de 2010

número 3
ISSN: 1988-9607
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INSTRUCCIONES PARA MATAR HORMIGAS EN PARÍS

Nieves Marín Cobos
Alumna de 2º de Bachillerato

Viaja así a los sesenta, a tus 19 años, porque hace tiempo que te olvidaste de que un día llegaste a tener 19 años y pantalones de campana. Ya sabes: al Ché lo mataron en medio de una odisea en el espacio de un Vietnam rezumando sangre, a Luther King lo conducían burros hacia un cielo repleto de jóvenes mejicanos, a Praga se la comieron los tanques con ecos de Rolling Stone.

Concéntrate en París, en tu París. Entre imágenes difusas, de los libros que has desgastado, de los mil y un insomnios en que has hecho el amor con los soñadores de Bertolucci, de los reportajes de aniversario, de los relatos entre cenizas, concéntrate en tu París en tu mayo del 68 y busca las hormigas.

Empieza por llevarte a Françoise Hardy, de la mano de su voz, con tous les garçons et les filles que se resguardan en la Sorbona. A lo lejos, oyes volar, oyes caer el primer proyectil, el primer adoquín, desde las manos delgadas e inocentemente terroristas de un joven de melena negra y jersey de cuello alto. Y sabes que bajo los adoquines, entre la arena de playa, se ocultan las hormigas. Es 3 de mayo de 1968. Las cinco y media de la tarde eternamente decadente de París. Comienza la caza.

Así que perdeos entre los ánimos caldeados por los incidentes en Nanterre, la hija de la Sorbona; incendiarios desde el Movimiento del 22 de marzo. Perdeos y recorred, con anacronía y desenfreno, las calles de un París rabioso que grita. De un París contra el que no pueden ni los policías con gafas de juguete y violencia de juguete, por mucho que los comparen con los nazis.

Perdeos por el Quartier Latin, entre olor a sudor y palabras antiguas cortejando a libreros ajados; entre melenas largas unisex y pantalones ajustados. Y descubrid a la nueva Marianne, a hombros de una marea de ilusión desatada. La liberté guidant le peuple con una bandera de Vietnam y acento de Windsor.

Oíd a Alain Geismar afirmar que “un buen policía es un policía en el hospital”. Ved cómo Jacques Sauvageot es uno más de los cientos de detenidos por los disturbios. Sentid la huella de Maurice Grimaud, atípico prefecto de la policía que evitó el baño de sangre. Sólo heridos. Ni un muerto.


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