SÉNECA DIGITAL

Revista digital del IES Séneca


junio de 2018

Número 6
ISSN: 1988-9607
·
Versión para imprimir de este documento Versión imprimir

ENTREVISTA A FELISA NAVARRETE

Por Sara Jiménez Pedrera (3ºESO-A)

La entrevista de hoy se la haremos a doña Felisa Navarrete, para conocer la vida de una persona de ochenta años que se ha ido adaptando al cambio del s.XX, en el que se bañaba en un barreño en el patio de casa, al s.XXI, en el que utiliza un teléfono móvil. Ella representa a toda una generación de abuelos que han hecho que nuestra vida sea mucho mejor.

- ¿Cuantos años paso en prisión?

Al principio había sido condenado a la pena de muerte, pero le indultaron, más tarde la condena fue de treinta años y un día de cárcel, que terminaron siendo nueve.

- ¿Alguna anécdota divertida o que recuerdes con cariño?

Hubo un tiempo en el que tuvimos que quedarnos en una casa de unas parientas de mi madre. Un día, hubo una tormenta y de la fuerza del viento y la lluvia una falsa pared de la casa se derrumbó, dejando al descubierto un almacén lleno de comida que ellas estaban escondiendo de mi madre, por eso, y aprovechando que ellas no estaban, nos dedicamos a comernos todo lo que había allí, sin importarnos lo enfadadas que podrían estar después, pues ya nos lo habríamos comido.

-¿Qué pensaste la primera vez que conociste al abuelo?

No me gustó para nada, lo veía muy renegrido y escuálido, no tenía más que nuez. Su amigo y él se presentaron y nos propusieron a mis amigas y a mi acompañarnos a casa, ya que era de noche. Tras esto y como mis vecinas andaban quedando con ellos, decidí hacerlo yo también, hasta que empezamos a salir.

Siendo sincera creo que si acabamos juntos fue por cosas del destino, ya que a mí al principio no me llamó la atención y tanto su padre como el mío decían que veían nuestro futuro un poco difuso, sin embargo, él tuvo claro desde el principio que si acababa saliendo con alguna chica de ese grupo, seria "esa rubita de la cola de caballo" y así fue.

-Finalmente, ¿guardas algún tipo de rencor hacia algo o alguien por todas las cosas que pasaron?

La verdad es que no, lo único que pasa es que a menudo me encuentro hundida en mis pensamientos y con una sensación que me provoca ganas de llorar, y es que lo único que me pregunto es por qué.

¿Por qué tuve que pasar una infancia así si yo no hice nada para merecerlo? ¿Por qué tuve que pasar nueve años de mi vida sin la compañía de mi padre? ¿Por qué tuve que asistir a un internado en el que había tantos huérfanos, si yo si tenía a mi padre?

Yo no guardo rencor a nadie ni nada en especial, simplemente esa duda me acompaña.


Arriba
ISSN: 1988-9607 | Redacción | www.iesseneca.net